En España, la conciencia sobre la importancia de los idiomas está cambiando. Según el último barómetro del CIS, la asignatura de inglés es considerada como la segunda más importante del sistema educativo, solo detrás de las matemáticas. En pocas generaciones hemos pasado de estar aislados a implantar programas de educación bilingüe en cada vez más centros educativos públicos y concertados.
Sin embargo, dejarlo todo en manos de los docentes y la escuela es limitar el aprendizaje y dejar escapar la posibilidad de participar activamente en la creación de actitudes positivas hacia los idiomas. Los investigadores han llegado a la conclusión de que emoción y conocimiento son inseparables: la mezcla de conocimientos, sentimientos y comportamientos da como resultado actitudes (tanto positivas como negativas).
«las actitudes hacia la lengua son causantes de la motivación; la motivación causa la autoconfianza y el aprendizaje de estrategias; y la motivación, la aptitud y el uso de estrategias, causan el aprendizaje» (RAMAJO, 2008).
Así que una actitud positiva del estudiante hacia la lengua que estudia y su aprendizaje resulta fundamental.
¿Qué mejor entorno para fomentar actitudes positivas que el de la familia?
De nuevo la ciencia ha demostrado que la influencia del entorno social es fundamental: la sociedad en general, el centro escolar, el docente, los padres y el propio estudiante, todos somos responsables del desarrollo de actitudes, lo que quiere decir que si nos esforzamos por mostrar a los niños lo positivo de aprender idiomas, contribuiremos a mejorar sus actitudes ante los idiomas con todos los beneficios que como sociedad eso nos aportará.
Los primeros pasos siempre hay que darlos en casa, por lo que el primer objetivo sería involucrarse como padres y familia en el proceso de aprendizaje. Con esto no queremos decir que tengáis que darles clases o hablarles en inglés todo el tiempo. Nos podemos involucrar de muchas maneras y en muy distintos grados, esto ya depende de factores personales de cada uno (prioridades, intereses propios, tiempo disponible o el conocimiento del idioma), como familiares lo fundamental es acompañar en el proceso de aprendizaje y reafirmar lo aprendido en el aula.
Son muchos los estudios que corroboran que los niños cuyos familiares participan activamente en su educación consiguen un desarrollo afectivo más profundo y un aprendizaje de mayor calidad.
No importa cuál sea tu conocimiento del idioma que estudia tu hijo, involucrarse en su aprendizaje, apoyarle y mostrar interés, sin presionar, facilitará el desarrollo de actitudes positivas y un mejor aprendizaje.